SEGUNDO SITIO DE BADAJOZ |
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Versão Portuguesa ![]() |
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Soult confió la defensa de la plaza al general
Philippon, con órdenes específicas de llevar a cabo urgentemente las
obras necesarias para poner la fortificación en estado de defensa.
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Respuesta de los franceses al fuego de artilleria desde las Cuestas de la Orinaza |
![]() El puente y el hornabeque desde San Cristóbal |
El 12 un parlamentario de
Beresford solicitó presentar al gobernador un escrito ofreciéndole la
capitulación de Badajoz, a lo que Philippon contestó escuetamente que su
deber era defender sus posiciones. Esa misma noche, los enfrentamientos se
sucedieron en los glacis de la ciudad, tratando los sitiadores de obligar
los franceses abandonar los caminos cubiertos. El 13 por la mañana los
sitiados veían con estupor como los aliados reagrupaban sus fuerzas y
realizaban extraños movimientos. Por la noche, numerosos tiradores abrieron
fuego en casi todo el perímetro de la fortificación, temiéndose un ataque
general por todos los puntos. Las baterías se emplearon a fondo rechazándose
con viveza este impetuoso ataque. En los días siguientes se fueron retirando
gran número de fuerzas y se silenciaron las baterías. Los franceses el día
16 decidieron hacer una salida de reconocimiento con cuatro compañías de
infantería, 500 de caballería y numerosos ingenieros. Comprobaron la
retirada de la mayor parte de las fuerzas sitiadoras e hicieron prisioneros
a los destacamentos que guardaban los puestos próximos a la fortaleza.
Cumplida la misión de esta salida y ante la amenaza de unos destacamentos
próximos los franceses se retiraron a sus posiciones. Beresford recibe informes de
que mariscal Soult, al frente del 4º Cuerpo de Ejército francés, había
salibadajoz, guerra de la independencia. sitios
o asedios de badajozdo de Sevilla dos días antes, avanzando por Guadalcanal, donde se le
unió la caballería de Latour Maubourg. Los sitiados, sin comprender lo
que ocurría y desconocedores de la gran batalla que se avecinaba, no
comprendían como los ingleses abandonaban el asedio cuando las condiciones
de la plaza aconsejaban el inminente ataque. Al día siguiente, el cerco de
la ciudad había finalizado. El silencio era total. Un silencio que borraba
el estruendo de 80 piezas de artillería intercambiando sus fuegos en la
batalla de la Albuera, donde 60.000 hombre se batieron en una de las más
importantes batallas de la Guerra de la Independencia. |
Antonio García Canndelas
Sugerencias e impresiones
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